viernes, 23 de mayo de 2008

Mafia Rosa

Uno de los instintos más arraigados en el ser humano es la curiosidad, desde aquel primitivo homínido que se acercó a una llama incandescente para comprobar que tipo de efectos mágicos podía tener ese extraño fenómeno, hasta ese glorioso momento lunar envuelto en solemnidad y presentado al mundo con la ya mítica frase "un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad" este instinto sigue intacto, y es que sin él seguramente solo seriamos fósiles enterrados en algún recóndito valle. Esta curiosidad desenfrenada nos ha proporcionado grandes hallazgos, pero es un arma de doble filo, y en algunas ocasiones puede despertar nuestro lado mas cavernícola y vulgar. Y es que en esta nuestra época de desarrollo y prosperidad ha surgido una nueva especie animal mitad buitre estepario mitad mono de feria cuyo único propósito es comer de la carroña que encuentran a su paso para luego vender al público sus pesadas digestiones. Estos oscuros rituales curiosamente han tomado una tonalidad rosa y han manchado el prestigio de este inocente color para varios lustros. Las buenas gentes condicionadas por su innata curiosidad y, porqué no decirlo, por la mediocridad de sus vidas, asisten embelesados a semejante festín.
Estos individuos alzan en un ejercicio de cinismo la bandera de la libertad de expresión cuando lo que buscan es libertad de agresión, y las buenas gentes en vez de mandarlos a zurrir mierdas con un látigo les otorgan el cómodo trono del liderazgo de audiencia, y todo por 20 minutos de malsana curiosidad. Y mientras el monstruo cotilla y provinciano que todos llevamos dentro se sacia de su comida basura, el poder de nuestras deidades carroñeras va creciendo, traspasando las fronteras de la decencia y la ética profesional. En este mundo de locos su opinión vale más que la de un ministro y sus declaraciones tienen más cobertura mediática que las del Dalai Lama.
Este poderoso lobby va camino de convertirse en una verdadera mafia y ya pocos valientes (o temerarios) se atreven a plantarle cara, pero un servidor quiere aportar su granito en esta revolución silenciosa contra los omnipresentes agitadores de nuestra mala curiosidad. Un saludo.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Estatuto bloguero

Hoy comienza mi andadura como bloguero y mi mente me lo va a agradecer, y es que tengo un problema, para bien o para mal mi cabeza es de las que echa humo. Que me expliquen como es eso de dejar la mente en blanco porque mi masa neuronal es virgen en ese terreno y la pobre no encuentra al Romeo que la desvirgue. Mis obsesiones quieren salir a flote y han elegido la vía virtual, modernas ellas.
Y como todo comienzo que se precie además del pregón no puede faltar la declaración de principios:
- Paso de dogmas, hábiles trampas creadas para imponer una verdad con minúsculas sacrificando nuestro derecho a ser críticos. La realidad es tan compleja que intentar resumirla con 4 frases rotundas es como hacerte una chuleta del libro gordo de petete.
- No busco la correción política ni la equidistancia, simplemente quiero exteriorizar mis impresiones con libertad y transparencia. Con este eslogan publicitario que me acabo de marcar quiero dejar claro que mis únicos límites a la hora de enfrentarme a la página en blanco serán los que marque la ortografía.
- ¿Pretencioso? No, gracias. Tendré la humildad como bandera, ya que soy consciente de que mi máquina de pensar es tan defectuosa como las demás, así que mis razonamientos están abiertos al debate cuando gustéis queridos niños y niñas.
- Espíritu constructivo. Que fácil es decir que todo está podrido, que el mundo conspira para que no levantemos cabeza y semejantes lindezas con las que estoy en parte de acuerdo, pero también creo que hay que reservar parte de nuestra literatura para hablar en positivo. Espero que el verbo proponer no caiga en desuso.

Ahora sólo queda esperar a que aparezca mi musa y llene mi cabeza de ideas lo suficientemente absurdas como para ponerlas en este blog. Hasta pronto.